La importancia de nombrar tus emociones
- Fil. Psic. César Ojeda
- 15 may 2019
- 3 Min. de lectura

Las emociones son una de esas experiencias personales más difíciles de compartir para algunos. Lo anterior se debe a muchas causas: la enseñanza familiar, los estereotipos, el desconocimiento de uno mismo, la novedad de algunas de ellas, entre otras varias; sin embargo, quizá lo más molesto puede ser que a veces ni uno mismo sabe exactamente como se siente, o mejor dicho, como llamarle a aquello que siente.
Verás, esto quizá parezca poco importante pero es todo lo contrario: la forma en que percibimos el mundo se encuentra mediado y expresado en nuestro lenguaje. No es de extrañar por ello que varios autores, entre filósofos y psicólogos, hayan analizado la importancia que tiene como nombramos el mundo que nos rodea, es decir, comol o hacemos "nuestro" a través de nuestro lenguaje.
Este es justamente el problema al que se han enfrentado muchos de mis asesorados filosóficos y pacientes psicológicos cuando se acercan conmigo, generalmente cuando la crisis que los trae a consulta es reciente. El solo preguntar "¿cómo te sientes?" es difícil para ellos: "no sé como llamarle pero siento que..." y comienzan a dar una serie de datos con la esperanza de poder ponerle nombre a lo que sienten.
Nombrar las cosas nos da la sensación de control sobre ellas, y las emociones no son la excepción, solo que en lugar de tratarse de "cosas" del mundo exterior, se trata de experiencias de nuestro mundo interior, de nuestro yo. Ya lo mencionaba Heidegger cuando decía que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo.
Entonces, ¿cómo puedo nombrar lo que estoy sintiendo? No existe una única forma de hacerlo, pero la que más les ha ayudado a mis asesorados y pacientes es responder las siguientes preguntas:
1. ¿Te sientes "feliz o triste", "valiente o con miedo", "amor u odio"?: Se trata de poner una serie de emociones contrarias y fácilmente identificables. En primero lugar, esto ayuda a comenzar discriminando aquello que NO estás sientiendo y, en segundo lugar, a compararlo para ver que emoción se parece más a lo que sientes.
2. Lo que sientes, ¿es muy débil, débil, regular, fuerte o muy fuerte?: Una vez teniendo alguna emoción que se asemeje o se acerque a lo que sientes, el siguiente pasó es definir en que grado lo sientes. No es lo mismo sentir amor que solo cariño.
3. Contraponer sentimientos parecidos: Se trata de comparar con otros sentimientos semejantes para tener en claro porque es uno y no el otro.
4. ¿Existe alguna combinación o no?: A veces las emociones y sentimientos se presentan junto a otros, por lo que es importante ser consciente que podría sentirte contrariado o confundido porque pareciera que sientes dos emociones distintas para la misma causa. Aquí es importante aplicar el principio de no contradicción que dice: Una cosa no puede ser otra en el mismo aspecto y al mismo tiempo. Lo que nos lleva al quinto punto.
5. Si está combinado, ¿cuál de las emociones es causa de la otra o, en su defecto, que causa que me siente de una forma y que causa que me siente de la otra forma?: Por lo general ciertas circunstancias o aspectos muy concretos son los que causan una emoción, mientras la otra tiene sus propias causas que no suelen coincidir con la primera. O bien, una emocíón es causa de la otra.
Siguiendo estas cinco preguntas, estas listo o lista para dar un nombre a lo que estas viviendo. No pasa nada si luego consideras que hay que llamarlo de otra forma, el hecho mismo de haberle dado un nombre te sirve para poder ir discernierndo posteriormente cómo te vas sintiendo en realidad y, a la vez, vas enriqueciendo tu vida emocional.
Ponlo en práctica y cuéntame cómo te funcionó. Te espero hasta la próxima.

Contacto:
psic.cesar.ojeda04@gmail.com
d_ojeda.avila@universidadazteca.edu.mx
Comentários